La Dieta Mediterránea es mucho más que una lista de alimentos: es un estilo de vida reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero surge una pregunta clave: ¿cómo sabemos si realmente seguimos este patrón?
Para responder, investigadores y profesionales utilizan cuestionarios que evalúan la adherencia a la dieta. Sin embargo, nuestra revisión (Carmen María Muñoz Fernández) de más de 200 artículos científicos —de los cuales 89 cumplían criterios de inclusión— muestra que el panorama es más complejo de lo que parece.
Identificamos 10 cuestionarios diferentes (los más mencionados en la literatura científica), desarrollados principalmente en España, Italia y Grecia, aunque Estados Unidos también ha contribuido. Comprobamos que los años 2022 y 2023 concentran la mayor producción científica sobre estos instrumentos, lo que refleja un interés creciente.
Más que reflejar la tradición mediterránea, muchos tests parecen centrarse en medir una alimentación “saludable” según criterios modernos. Esto genera sesgos importantes:
Además, algunos cuestionarios, como MedLife, incluyen aspectos del estilo de vida (actividad física, sueño, socialización), ampliando la visión hacia hábitos saludables más allá de la alimentación.
¿Por qué importa esto?
La falta de concordancia entre cuestionarios y sus criterios de puntuación puede generar resultados muy diferentes para la misma persona. Incluso dos tests con preguntas idénticas pueden clasificar a alguien en categorías opuestas por usar puntos de corte distintos.
Esto plantea un reto:
¿estamos midiendo la Dieta Mediterránea o simplemente una dieta saludable?
Si queremos preservar la esencia cultural y gastronómica de la Dieta Mediterránea, necesitamos herramientas que la midan con fidelidad, evitando que se diluya en criterios genéricos de “alimentación saludable”, a pesar de ser la Dieta Mediterránea la más saludable del planeta.
La ciencia avanza, pero la tradición también merece su lugar.
Y se pueden tener las dos: Tradición y Salud
