De la mano de la Denominación de Origen de Aceite de Baena y la Cofradía Gastronómica del Rabo de Toro Cordobés, se ha celebrado una actividad en la Escuela Internacional de Cocina Fernando Pérez de Valladolid, en la que se ha enseñado a distinguir las características organolépticas del aceite de oliva y la elaboración y propiedades nutricionales del Rabo de Toro Cordobés.
Pero además, aprovechando la ruta, hicimos el día previo (12 de febrero) una parada en el Mesón de Cándido en Segovia, dónde fuimos estupendamente atendidos por Alberto y Cándido (hijo y nieto del fundador) y pudimos degustar los judiones segovianos, y por su puesto el famoso cochinillo segoviano, todo regado por vino de la tierra y rematado por la tarta de ponche segoviano.
Aprovechamos la ocasión para iniciar conversaciones con Javier García Crespo (Gerente de la Agrupación Industrial de Hosteleros Segovianos) de posibles actividades conjuntas con la Agrupación, que esperemos cristalicen en un futuro próximo, con eventos en Segovia y Córdoba, de la mano de dicha asociación, DO Aceite de Baena, la Cofradía y la Cátedra de Gastronomía de Andalucía.
De la estancia en Valladolid y su gastronomía, haremos referencia en otra entrada, pero realmente fue inolvidable.
La mañana del 13 de febrero en la Escuela Internacional de Cocina, tras una breve presentación a los asistentes, por parte de José Manuel Bajo y Ricardo Rojas, la primera actividad fue una cata dirigida por José Manuel Bajo, Secretario General del Consejo Regulador de la DO Baena, que puso en evidencia organoléptica, las diferencias entre los tres aceites que llevó para catar. De una forma amena, José Manuel explicó los procesos por los cuales se pueden obtener diferentes tipos de aceite de oliva, desde el virgen extra, orujo, refinado y el que la normativa obliga a llamar aceite de oliva a secas. Al mismo tiempo, fue mostrando a los participantes las técnicas apropiadas para catar los aceites. El aula 1 de la escuela completó su aforo, principalmente con restauradores de los principales grupos de restauración de la ciudad. Por sus propios sentidos pudieron comprobar las diferencias entre los tipos de aceite de oliva e incluso «fabricaron» su propio «aceite de oliva», mezclando el refinado con una pequeña proporción de virgen extra.
Mientras se desarrollaba la cata, en el mismo aula-taller fuimos preparando los ingredientes que ibamos a usar para hacer la elaboración del rabo de toro cordobés.
El secretario de la Cátedra de Gastronomía de Andalucía, Rafael Moreno Rojas, además de hacer las veces de cocinero, elaborando el sofrito para el rabo de toro, explicó la labor de compilación y estandarización de la receta del toro cordobés, que en fechas próximas se presentará en la Diputación de Córdoba. También habló de su valor nutricional y efectos sobre la salud de este producto tan tradicional de la gastronomía cordobesa.
Obviamente, no dio tiempo de terminar la cocción de 3 horas del guiso, pero si de que los aromas del sofrito con un magnífico virgen extra DO Baena, impregnara toda el aula y a buen seguro otros rincones de la escuela. Para que los asistentes pudieran conocer de primera mano el producto terminado, se calentó el plato ya elaborado (por Manuel Bordallo) y que en bolsas al vacío se habían enviado previamente. Tras calentarlo y acompañarlo de unas patatas recién hechas en abundante aceite de oliva virgen extra de la DO Baena, los asistentes pudieron deleitarse con esta estrella de la gastronomía cordobesa.
Cómo anédota, inicialmente sólo se contaba con unos minúsculos tenedores de plástico (para la degustación) y con dos de ellos se hizo el deshuesado del producto para mayor comodidad de los asistentes, y ante el asombro de los mismos.
Entre los participantes, la presidenta de la Asociación de Hosteleros de Valladolid (María José Hernández) que quedó encantada con el producto, e incluso nos hizo un reportaje en vídeo en Facebook, que podéis ver aquí.
En definitiva un evento magníficamente organizado por María José Feria (DO Baena) y José Alberto Torrecilla (Comunicación y prensa de la Asociación) que además este último nos hizo de cicerone por los pinchos vallisoletanos.
Un viaje productivo, con una compañía inmejorable, que esperemos dé nuevas oportunidades de difundir los excelentes productos de nuestra provincia y por supuesto para que conozcamos mejor los de Valladolid.